EFE Ginebra
«Para nosotros es una inmensa emoción
que el acelerador vuelva a funcionar después de dos años en los que se han
hecho muchos trabajos para mejorarlo», afirma en una entrevista la física
española María Chamizo
La comprensión de la materia oscura y
de su composición, y la recreación de un millonésimo de segundo después del «Big
Bang» son dos de las proezas que los físicos del Centro
Europeo de Física de Partículas (CERN)esperan lograr ahora que su
detector de partículas ha comenzado a funcionar nuevamente.
«Para nosotros es una inmensa emoción
que el acelerador vuelva a funcionar después de dos años en los que se han
hecho muchos trabajos para mejorarlo y aumentar la energía de las colisiones...
y saber que a lo mejor vamos a encontrar nuevas cosas», afirma en una entrevista
con Efe la física española María Chamizo.
La científica es una respetada
investigadora del CERN y fue responsable del experimento CMS de 2012 a 2013,
cuando en este detector se vio por primera vez el bosón de Higgs, el
último gran descubrimiento en el campo de la física.
El CERN ha puesto a funcionar, por
sectores, el conocido como Gran Colisionador de Hadrones (LHC), que
se calcula estará a pleno rendimiento en mayo, para cuando se esperan las
primeras colisiones de protones en esta segunda fase de tres años de
funcionamiento.
El LHC -un anillo compuesto por
imanes que actúan como pilas y que tiene 27 kilómetros de circunferencia-
estuvo parado por dos años, en los que fue sometido a una minuciosa revisión
técnica y abierto cada veinte metros, en la conexión entre los imanes, para
garantizar su máximo rendimiento.
Chamizo piensa que en esta nueva etapa uno de los descubrimientos más
interesantes que podría alcanzarse es de qué está hecha la materia oscura.
Tiene que existir
«Existen indicios, por experimentos de astrofísica, de que la materia
oscura tiene que existir, pero de qué está formada, no lo sabemos», explica.
La materia que vemos representa solo
el 5 por ciento del universo, mientras que un 25 por ciento
es materia oscura y el 70 por
ciento energía oscura.
Algunos modelos predicen que la materia oscura podría estar compuesta de
partículas que no interactúan a través de las fuerzas electromagnéticas, que
son las que se conocen.
No obstante, si cuentan con masa deberían interactuar con el campo de
Higgs, que es la manera en que se explica que las partículas adquieren masa.
En consecuencia, del estudio profundo del
bosón de Higgs y de sus propiedades -gracias a
la altísima energía que alcanzará el acelerador- podrían surgir
indicios de partículas que formarían parte de la materia oscura, explica la
investigadora del Centro de InvestigacionesEnergéticas, Medioambientales y
Tecnológica (CIEMAT) de España y del experimento CMS, uno de los
cuatro que se realizan en el LHC.
Sin embargo, otras corrientes de la física sostienen que la materia
oscurapodría estar formada por partículas supersimétricas, que son
hipotéticas y que están asociadas a cada una de las que conocemos actualmente.
Su búsqueda será una de las prioridades de este periodo de investigación
que acaba de abrirse.
«Sopa caliente» de
plasma de quark y gluones
Chamizo señala que el aumento de la energía del LHC permitirá producir
partículas más masivas a las que hoy los científicos no tienen acceso y que
podrían dar respuesta a la gran incógnita sobre la composición del Universo.
Otro detector con el que se realizan
experimentos en el acelerador esALICE, cuya finalidad es recrear el equivalente a una millonésima de segundo tras el «Big Bang».
A finales de este año, ese
experimento tendrá la oportunidad de registrar colisiones de iones de plomo en
el LHC con el fin de entender el plasma de quark y gluones, una especie
de «sopa caliente» en la que ambos convivían y que se piensa existió
en el origen del Universo.
Se espera que a la alta energía en
que se producirán las colisiones se entienda y caracterice mejor esa «sopa caliente».
«Aumentar la energía de las
colisiones (en el acelerador) significa ir más atrás hacia ese
origen», precisó Chamizo.
Un reto diferente tiene el experimento LHCb, que busca entender por qué
en la evolución del Universo, cuando había igual cantidad de materia y
antimateria, la primera prevaleció sobre la segunda.
«Si hubiese la misma cantidad de
materia y antimateria todo se aniquilaría y no existiríamos. En algún
momento se produce una asimetría o desviación que hace que la materia
evolucione», explica la física.
El objetivo es «estudiar las propiedades de la materia y antimateria
para ver qué ha ocurrido para que todo lo que exista sea materia, lo que
incluso puede dar lugar a una nueva física para explicar la evolución del
Universo», concluyó.
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