domingo, 5 de abril de 2015

LA ISLA DEL DOLOR

Publicado por  el mar 29, 2015



Hay un lugar en el cerebro de donde surgen los ¡ay! Y Ahí es precisamente donde nos duele. Es un lugar recóndito, denominado ínsula, un nombre que, según el diccionario de la RAE, hace referencia a “un lugar pequeño o gobierno de poca entidad, a semejanza del encomendado a Sancho en el Quijote”. Sin embargo, a diferencia de la ínsula Barataria de Cervantes, esta del cerebro cada vez atrae más atención de los investigadores.


Descrita por primera vez en 1796 por el anatomista, fisiólogo y psiquiatra danés Johann Christian Reil, no es visible sobre la superficie de los hemisferios cerebrales, y tal vez por eso durante mucho tiempo no se le dio  importancia. Y, sin embargo, parece ser nada menos que el lugar donde se integran mente y cuerpo y, posiblemente, desde donde surge la consciencia, según Antonio Damasio.
Y por si esto fuera poco, se encarga también de hacernos conscientes del dolor y de calibrarlo. De esto se ocupa una porción concreta de la ínsula, laposterior dorsal, que al parecer está directamente relacionada con la intensidad del dolor, según un estudio de imagen cerebral con 17 personas publicado hace poco en la revista Nature Neuroscience.
Los investigadores utilizaron una nueva técnica de imagen para mirar en el cerero de las personas que experimentan dolor durante varias horas. Y sólo la actividad de un área del cerebro, la ínsula posterior dorsal, reflejaba fielmente las puntuaciones que los participantes daban al dolor que sentían.
Esta especie de “radiografía del dolor”, que parece correlacionar tan bien con su intensidad, podrían ayudar a detectarlo y convertirlo en algo más “tangible” en personas con habilidades de comunicación limitadas, como en estado de coma, niños pequeños y pacientes con demencia.
Hemos identificado probablemente la zona del cerebro que lanza la señal de ” me duele “, la que produce la  experiencia del dolor“, explica Irene Tracey, de la Universidad de Oxford, cuyo equipo hizo el descubrimiento. ”El dolor es una experiencia multidimensional compleja, que activa muchas regiones del cerebro involucradas en procesos como la atención, las emociones como el miedo o la localización del lugar donde duele. Pero la ínsula posterior dorsal parece ser específica del  nivel de daño real, del dolor en sí”.
“Hemos sido capaces de encontrar esta área mediante el desarrollo de un nuevo método de seguimiento de la actividad cerebral, basado en una técnica llamada marcado arterial de spin. Esta técnica permite observar estados cerebrales más complejos, que se extienden a lo largo de períodos de tiempo mucho más largos. Haciendo un seguimiento del dolor durante horashemos sido capaces de filtrar las experiencias momentáneas, como variaciones en la atención o el miedo “, explica Tracey.
Los investigadores hicieron el seguimiento de la actividad cerebral de 17 voluntarios sanos a los que se aplicó una crema que contenía capsaicina (el ingrediente activo de las guindillas, que las hace picantes) sobre su pierna derecha, causando sensación de ardor. Los voluntarios evaluaron cuánto dolor les producía esa sensación de ardor.
Una vez que la sensación de dolor comenzó a desvanecerse, los investigadores ‘reavivaron’ la sensación poniendo una bolsa de agua caliente en la zona donde se había aplicado la crema. Unos minutos más tarde, aliviaron su dolor cambiando la bolsa de agua caliente por una botella de agua fría. Los cambios de actividad en la ínsula posterior dorsal correspondían con los cambios en las calificaciones dadas por los voluntarios al dolor que iban sintiendo.
El equipo de investigación planea tratar de desactivar esta región del cerebro en pacientes que sufren de dolor intratable. Y esperan que el cambio de la actividad en la ínsula posterior dorsal ayude a tratar el dolor cuando otros métodos han fracasado.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario